Anteanoche (por ahí por el 15 de mayo) soñé que me pedían matrimonio. Con un anillo plateado de acero, medio cuadrado, grande, con piedritas brillantes. Parecía de fantasía pero no estaba segura, recuerdo que lo dudaba en el sueño pero no quería preguntar, encontraba placer en no saber y en dudar mientras observaba al hombre que me lo había entregado. Él (dejémoslo ahí en el anonimato, aunque tiene rostro, nombre y apellidos) parecía tan contento, alternando entre estar semi-abrazado a mí y tomándome de la mano balanceándolas como jugueteando, como se toman la mano los niños. Él reía mientras nos rodeaban un montón de amigos y conocidos felicitándonos. Sentía la emoción en él. Yo también lo estaba, me costaba creer que estaba ocurriendo.
Si no recuerdo mal, nunca-nunca había soñado que me pedían matrimonio. He tenido sueños románticos muchas veces, súper amorosos, bien simbólicos. Besos a orillas de acantilados que dan al mar, estar en una casa con hijos con alguien, compartiendo. Pero no una proposición de matrimonio de esa forma tan nítida, tan clara y tan recordable. Los sueños no suelen ser así, por eso me llamó más al atención.
Tenía dos anillos en un momento, pero solo me habían entregado uno. Uno tenía apariencia muy brillante y ostentosa, y el otro estaba más bien roído. Eso me desconcertó.
Supongo que vale la pena aclarar que yo no soy una mujer cuyo sueño es casarse, no ha sido algo que ha marcado mi vida ni mis deseos profundos. Ni mis decisiones, claramente. Yo sí anhelo unión, fusión a un nivel poco convencional, pero nunca he sido aspirante fervorosa de esas instituciones tan fuertes de la cosmovisión occidental. Porque las encuentro clichés y a veces forzadas para como es de complejo todo en realidad. Claro que hay algo hermoso en casarse para mí, después de todo fui criada en este país y tengo corazóncito, pero no en la "imagen" de casarse. Por eso esto se me hace más extraño.
El sueño comienza cuando entré a una habitación donde había una mesa larga, parecían estar cenando. Estaba lleno de gente que yo ubicaba al menos un poco. Era como una terraza/habitación de casona antigua de paredes blancas.
Este hombre me adelantaba por la izquierda y me interrumpía el paso. En ese momento lo reconocí. Dije/pensé su nombre, es que en los sueños como que todo es telepático. Lo pronuncié con sorpresa. Estaba feliz de verlo. Sentí que nos dimos un abrazo, pero invisible.
Se arrodillaba sobre una de sus piernas y sacaba un porta-anillo de alguna parte. Supe que habló, que salió la petición de sus labios pero no la oí.
Me afectaba notablemente la proposición. Me sobresaltaba, asustaba y sorprendía. Los espectadores de la mesa de al lado reaccionaban emocionados. Yo me alejaba, empezaba a decir algo así como "no entiendes, no puedo hacerlo", dejando entrever que mi deseo era aceptar, pero alguna situación no me lo permitía. Sintiendo la presión de todo el público presente, también. Cuando me alejaba el escenario se volvía grisáceo y el tiempo parecía hacerse mucho más lento. El grupo de personas se veía atemorizante.
Volvía a mirarlo. Seguía ahí arrodillado, expectante, valiente, con el corazón abierto como pocas veces lo vi. Me invadía una sensación súper agradable de "¿Y por qué no? No pasa nada". De mi boca salió un incontrolable "Bueno... sí, sí quiero" y se me entibió el pecho.
Me ponía el anillo con su ayuda, lo miraba con atención y el mundo comenzaba a girar. Todo se volvía mucho más rápido. En algún momento nos abrazamos y besamos sin que me diera cuenta, y la gente se congregó a nuestro alrededor.
Cuando el tiempo volvía a su curso "normal" él se veía emocionado y triunfante, siendo saludado por todo el mundo. Me invadió su emoción, como siempre. Como describí al principio de este relato. Y su abrazo me confortaba. Todos los colores de la escena eran cálidos. Brindábamos con espumante y otras cosas, bien decente pero también familiar.
Después el sueño se transformaba. Iba con este sujeto a un cerro pequeño, bien verde, había bosque alrededor. Esta escena era como un recuerdo que se entrometía en la escena anterior, a la que después volvíamos; El mismo salón/terraza blanco ahora tenía un clóset de madera, como sesentero.
Él, con una actitud natural y despreocupada que me atraía mucho (al parecer el viaje a la escena anterior había sido más mío que de él) guardaba una mochila verde opaco que tenía un parche, que yo sentía era como un "símbolo de él", de su yo del pasado, cuando estaba en la media. Ese símbolo estaba ocultando otro debajo, como cosido a la mala, pero no alcanzaba a averiguar cómo era. Solo vi que tenía rojo, y me evocaba algo como de tribu urbana.
El clóset tenía un montón de hojas, textos, libros y cartulinas enrolladas juntas. Tenían tonos verdes. Parecía todo haber estado guardado un buen tiempo ahí. Yo quedaba como ensimismada observando todos esos documentos y objetos, tratando de resolver qué eran o qué hacían ahí.
Él, con la sensibilidad que según yo le caracteriza, se daba cuenta de mis cuestionamientos e interrumpía amablemente mi concentración. "Son cosas con las que he trabajado", dijo (más o menos). "Ah" me limité a decir, seria. Esperando que también intuyera que estaba agradada por su atención, muy agradada.
Entonces él cerraba la puerta del mueble, luego daba unos pasos por el lugar, se volteaba hacia mí (el piso era de madera y crujía con sus pasos), inclinaba un poco su cabeza hacia su izquierda (mi derecha) y se quedaba con los brazos y las manos levemente extendidas, dando la impresión de "¿Y ahora?". Sentía que estaba mi familia alrededor observándolo y juzgándolo. El aflojaba los gestos que había hecho y se quedaba quieto.
Uno por uno y por separado, mi papá, mi hermana y mi mamá se ponían de frente a mí y me palabreaban: "¿Cómo se te ocurre?" "¿Con él, en serio?" "¿Por qué?", entre otras preguntas inquisidoras. Yo respondía con una convicción firme: "Sí, con él ¿ y qué?" y frases por el estilo.
Eso es más o menos todo lo que recuerdo. Que gusto que me acordaba de varios detalles aunque han pasado un par de días. Me gustan mucho mis sueños, especialmente cuando son tan claros. Es bacán releerlos después.
La escena del bosque es larga también, pero no tengo muchas ganas de escribirla hoy, porque tengo que seguir trabajando y esta fue mi pausa pre almuerzo.
Puedo decir que fue nocturna, que había motoristas, una industria en el bosque y una trampa.
No estoy acostumbrada a contar cosas así con detalles aquí, pero bueno, que esta es la era de las comunicaciones y google ya nos tiene toos espiaos', así que qué tanto.
Mando cariño,
Saluditos.
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