El otro día me di cuenta de algo que probablemente ocurre en todos los edificios de departamentos enanos que llenan esta ciudad y no cesan de construir las inmobiliarias del mal.
Porque conozco muy bien los edificios de este tipo.
Pienso que todos estos edificios cuentan con al menos un hombre oficinista joven pero venido a viejo, de camisa celeste y pantalones crema o negros, zapatos de vestir, barba leve y lentes de marco negro grueso.
Machista no asumido, que escucha jazz a veces y ve porno en su soledad. (pero sigue pensando que no es machista).
Es el hombre que cuando se mueve a través del edificio, te ve y no te saluda, aunque lo mires a los ojos y le sonrías.
(Escrito en Agosto del 2018)
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